Hace muy poco, la madre de una paciente me decía llorando: ojalá yo hubiera estudiado una carrera, soy de las pocas personas que aún no sabe leer ni escribir, siempre he trabajado en el campo y ahora mis hijos saben más que yo. La miré y le dije: estás segura?, de verdad estás segura de lo que me estás diciendo y dijo alto y claro: Sí. Bien, eso es lo que tú crees, pero yo por ejemplo no pienso así, y te lo demuestro: si nos perdieramos en una isla yo no podría sobrevivir, no se nada sobre cómo se cultiva y así alimentarme, tú en cambio lo harías muy bien. Cada persona domina unas áreas del mundo, pequeñas parcelas de poder. Nada más. No se es más que otro por tener un título. Ni se gestiona mejor la vida por eso. Hay personas sin estudios que son sabias y otras con carrera que no se valen por sí mismas. La vida y no la universidad es quien decide quien tiene éxito vital y quien no. Cada cual ocupa su lugar en el mundo. El valor de cada uno es innegociable.